viernes, 8 de agosto de 2008

Las Reliquias Nadthar y el Reino de la Luna Roja. Capitulo II: Lo que en realidad sucedió.

Las ideas las tengo a mil en este momento xD (debe ser por lo que hoy es día de suerte [8-8-08] xD).

He aquí el segundo capitulo de la segunda parte de Las Reliquias Nadthar. Ha salido un poco corto, pero es porque mas que todo hay información.

Espero que les guste y que me comenten.


Saludos.
Capitulo II: Lo que en realidad sucedió.
El grupo se quedó perplejo y nadie dijo nada. Luego Hälen continuó hablando:
–El viaje que hemos hecho ha sido por el espacio y el tiempo. Ahora han pasado varios años desde que Ganford obtuvo las reliquias…
– ¡¿Qué quieres decir con las?! –interrumpió Faratheir.
–Al obtener la reliquia de la Sabiduría, –continuó Hälen– Ganford ha tomado posesión de Alazdam. Esto estaba escrito, y ahora caigo en la cuenta.
”Tomando posesión de Alazdam, Ganford ha logrado atrapar la tercer reliquia; la reliquia del Poder. Este poder está sobre cualquier otro y comprende todo los mundos que existan. Nunca creí que existieran otros lugares, nunca se supo la forma en la que se podría viajar. Ahora me doy cuenta, que toda la profecía es cierta. Creí que con la Reliquia del Poder, su portador tendría el mando sobre las tierras Conocidas y sin Conocer, pero no es así. Tiene el mando sobre todo, y Ganford solo va a querer destruir.
Por eso la profecía hablaba de El Elegido, él sería quien salvaría al mundo del poder maligno. El corazón de Siveltheir solo hubiese querido el bien para todos los mundos.
– ¡El Thatgeir! –gritó Faratheir poniéndose de pie– ¿Qué ha pasado con él?
–Ganford había hechizado a mi amo, –continuó Hälen. La charla se había extendido por varias horas, y Helena se levantó para encender las luces– y eso lo iba a desaparecer. Antes de partir hacia Anârg, la hora del Thatgeir estaba llegando, y eso le dio el camino más fácil a Ganford.
Todos bajaron sus cabezas. Helena y Julio no conocían la historia completa, solo sabían que alguien… un elfo, llegaría a salvarlos de un mal que los destruiría.
Un silencio llenó la habitación, al punto en que las moscas se podían escuchar. Luego los sonidos de la noche comenzaron a opacar ese silencio.
–Entonces, –habló al fin Helena– quien es El Elegido.
Faratheir se percató de que su hijo había estado arriba ya mucho tiempo. Corrió en seguida por las escaleras y al llegar al cuarto donde dormía el elfo, lo vio con sus ojos abiertos, ensimismado.
–Siveltheir… –murmuró Faratheir– hijo… despierta.
– ¿Dónde estamos? –dijo Siveltheir– ¿Que ha pasado?
–Ganford nos ha enviado a otro mundo, hijo. –le respondió Faratheir, con voz enternecida– Estamos en el Reino de la Luna Roja, baja, te contaremos la historia.
Siveltheir seguía ensimismado, y no se inmutaba.
–Vamos, arriba. –le animó su padre– ¿Qué te pasa?
–Me siento vació. –respondió el muchacho– Algo me falta.
“La espada” Pensó Faratheir… pero ¿Por qué se sentía así?
El padre bajó, le arrebató la espada al enano y volvió a subir. Entregó la espada a su hijo, Siveltheir la agarró y una luz azul clara pasó del arma al chico.
Luego el elfo se levantó, abrazó a su padre y se adelantó a bajar.

En la planta baja aguardaban todos en silencio. Cuando Siveltheir llegó a la sala, Helena y Julio se levantaron.
–Así que tu eres El Elegido. –hicieron una reverencia y los dos estrecharon su mano.
Hälen lo miró, y en su cara se dibujó una hermosa sonrisa.
– ¿Qué pasó mientras no estuve? –preguntó Siveltheir perplejo.
Hälen volvió a contar toda la historia, y al terminar el muchacho dijo:
–Sé que este mundo no será destruido. Solo quiero saber, ¿Qué debo hacer para salvarlos?
–Según la profecía, –comenzó a explicar Helena– la Dama del Tiempo será la que te dará las instrucciones. Ella sabe muy bien lo que pasó, pasa y pasará.
De nuevo se hizo silencio.
–Ahora, –dijo al fin Julio– quiero hablar de tu espada…
–Zidunâth. –interrumpió Siveltheir.
–Así que ya la has nombrado. –exclamó Hälen.
–Así es… –continuó el elfo– de alguna extraña forma ese nombre está en mi cabeza.
–Bien. –dijo nuevamente Julio– Esa espada también hace parte de la profecía: “Una hermosa arma que enciende luces donde faltan, que abre puertas donde no hay llaves, que junto a su dueño es poderosa como el rugido del león.”
Siveltheir se quedó pensando un momento.
–Por eso ahora hace parte de mí. En este mundo Zidunâth es una más.
En ese momento un fuerte relincho se escuchó en todo el lugar.
– ¡Los caballos! –gritaron todos a la vez.
Siveltheir y su padre salieron al jardín. Allí el corcel blanco alumbraba en la oscuridad y Altrof estaba impaciente.
–Pero qué le pasa a ese caballo. –exclamó Siveltheir refiriéndose al caballo parlante.
–Algo muy raro sucede aquí. –le respondió Hälen– Hay fuerzas extrañas que no conocemos. Y esas fuerzas son las que impiden que haya magia. Altrof no puede hablar y yo… –aquí su voz se quebró– yo… no seré un hada.
Se escuchó un ooh! en ese momento.
Julio carraspeó:
–El poder de la Dama del Tiempo… esa es la fuerza.
–Por Dios… miren. –dijo entonces Helena, intentando cambiar el tema– He allí el por qué este mundo se llama así.
Alzó su mano, y señaló el oscuro cielo. La luna, grande y de un rojo intenso hermoso, alumbraba muy fuerte. Las nubes a su alrededor reflejaban ese rojo, y todo era un espectáculo.
El grupo miró hacia arriba sorprendidos, jamás habían visto algo como eso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uff Supeer!!
Excelente....
Bby segui asii Sos grande
y siempre Te lo eh Dicho...
Tqm!!

Lord Balin dijo...

Una pena que no haya empezado esta serie antes, Eltherion, Nadthar tiene pinta de ser una buena historia. Espero ponerme al día ^^.

Barûk.