viernes, 17 de agosto de 2007

Robo en Oirad - Capitulo 5

Hola, he vuelto con el Capitulo 5, un poco corto pero interesante (creo yo).

Una cosita, los voy a extrañar este fin de semana, me voy a una finca y por desgracia no tengo un portatil para trabajar :(...entonces retomaré la historia el martes, o si llego temprano, el lunes por la noche. Gracias a todos los que leen y comentan, espero que este capitulo les guste!

CAPITULO 5

salió triste de la cabaña en dirección a su casa. De nuevo, mientras pasaba por la misma zona donde recogía frutos, vio la luz amarilla. Al pensar en esto, lloró.
Caminó por varias horas, y por fin logró ver su casa. Su padre estaba en la entrada con un par de caballos amarrados a un árbol. Los caballos tenían maletas colgadas a los lados de su lomo.
–Saluc. Elfo malvado. ¿Qué has hecho?
–Padre perdón. –Saluc inclinó su cabeza.
–Me contaras en el camino, por ahora debemos escapar.
Hitrilen y Saluc montaron los caballos y rápidamente cabalgaron en dirección a las minas abandonadas de Vekkwel, donde en años nadie iba.
La pared transparente de nuevo estaba ante los ojos de Saluc. El y su padre la cruzaron.
–Ya no hay vuelta atrás. Ahora si cuéntame, nadie, ni siquiera los arboles nos oirán.
–Bien…–Saluc contó la historia y su padre no estaba muy feliz.
–Saluc. Que has hecho, eso ha sido una deshonra. Nunca en nuestro linaje ha habido tal deshonra. Ahora Froelder que pensará de esta familia.
–Padre, perdón. Perdón. –Mientras Saluc hablaba lloraba como nunca.
–No llores. –Grito Hitrilen. – Se un elfo fuerte, si tuviste el valor para tal cosa que hiciste deberás tener el valor para afrontar tu reprimenda.
Cada vez los caballos eran más lentos, el agua ya se les estaba acabando y muy pronto llegarían al desierto.
–Cuanto falta padre.
–Todavía falta mucho, si seguimos a este paso nos tardaremos más de los días que tenemos previstos. Toma agua y riega un poco al caballo.
A unos metros ya se veía el desierto. El sol estaba en su cúspide y el calor cada vez era más intenso y esta vez seria peor en el desierto. Tendrían que cruzarlo antes de la noche o no les seria fácil armar un campamento. Del desierto llegarían al monte de Ruatnor donde pensaban preparar el campamento.

Y ahora, allí estaban, en el lugar más solo y caluroso de la tierra; el desierto. Los caballos iban más y más lento cada minuto. Saluc y Hitrilen estaban sudorosos y el agua estaba escaseando.
–Toma, ponte esto. –Hitrilen le pasó a Saluc un turbante blanco– Te protegerá la cabeza.
Hitrilen también se puso uno igual.

Ya habían recorrido casi la mitad del desierto, ya estaba tarde y el sol iba bajando.
–Papa. –Dijo Saluc– ¿Qué es eso?
–Saluc, ven. Habrá que desviarnos. –Contestó Hitrilen– ¡Corre! –le gritó al caballo.
Los dos hombres cabalgaron desviándose de su camino, aunque no debían perder tiempo tenían que perder a lo que venia.
–Papa, se esta aligerando.
–Tranquilo.
Hitrilen golpeaba a su caballo y le decía a Saluc que lo hiciera. Pero los caballos no aguantaron y pararon.
–Saluc, vamos, abajo. –Decía Hitrilen fatigado.
– ¿Y los caballos?
–Estarán bien. ¡Fhedkeir!–Hitrilen hechizó a los caballos– Nos seguirán en cuanto descansen y no podrán ser robados.
Hitrilen y Saluc, desamarraron sus cosas de los caballos, tomaron un poco de agua y empezaron a correr.
–Corre Saluc, nos alcanza.
–Pero padre ¿Qué es?
–No importa lo que sea, hay que escapar.
Corrían y corrían, pero los alcanzaba. Y al fin, se rindieron.
–Hijo, estaremos bien. –Decía Hitrilen mientras abrazaba a su hijo.
Era una mancha negra, o así se veía a lo lejos, que cada vez se acercaba más y más.
Cuando ya estaba bastante cerca Hitrilen supo lo que era.
– ¡Saluc corre! –Gritó Hitrilen– ¡Ya!
Los dos corrieron como nunca lo habían echo, pero la mancha era más rápida que ellos.
–No te rindas hijo –Decía Hitrilen corriendo.
–Papa, ¿Qué son? –Ahora, la mancha se había convertido en un grupo de gente que los perseguían.
–Cállate y corre.
Corrían y corrían, y cada vez el gentío se veía mayor.
Hitrilen y Saluc, al intentar correr más rápido una voz los detuvo.
–Elfos malditos, parad ahí.
Los elfos se detuvieron jadeando.
–Han sido maldecidos en nombre de Mahal. –Gritaba la voz– Saluc, hijo de Hitrilen, entrégate, o serás un fugitivo hasta tu muerte. Gaval, hijo de Givel, hijo de Fuêkvi te ha juzgado de ladrón. Has robado en las minas de Oirad las sagradas monedas tiznadas.
–Pero Gaval también es un ladrón.
–Calla. –Grito una de las personas alzando un hacha– No tendrás derecho a hablar hasta que se te ordene.
–Calla Saluc. –Le murmuraba Hitrilen al oído.
–Saluc, hijo de Hitrilen. Quédate quieto, uno de nosotros irá por ti.
Los dos caballos de los elfos venían al fondo, cabalgando a paso corto.
–Saluc, quédate quieto. Mira. –Le dijo Hitrilen señalando disimuladamente al par de caballos.
–Padre, ¿que piensas?
–Cuando ordene, te montas al caballo. ¡Keirdeh! –Murmuró Hitrilen. En eso, los caballos empezaron a cabalgar más rápido. Alcanzaron a llegar al lado de los elfos.
– ¡Monta! –Grito Hitrilen.
Saluc y su padre montaron los caballos y escaparon.
– ¡Rayos! –Gritó uno de los del ejército.
Pero ya muy lejos estaban los elfos.

–Bien hijo. Ahora sigamos con nuestro viaje. Estamos cerca del bosque, la caminata nos adelantó un poco del camino, pero aun así perdimos tiempo. Los caballos están descansados así que podemos cabalgar rápido y pronto llegaremos. Mira, los árboles están no más a unos cuantos metros.
Y así era el bosque no estaba a más de 500 metros.
Cabalgaron unos minutos más y allí estaban en el bosque inhabitado de Fhassuris que por años había sido escondite de saqueadores.
–Aquí armaremos nuestra tienda. Estará protegido de animales del bosque, así estaremos bien.
Hitrilen abrió su maleta, dijo unas palabras y la tienda se armó.
–Ahora duerme…
–Pero…es muy temprano todavía.
–No importa. Mañana saldremos temprano.

Durmieron, pero a media noche, un ruido los despertó.
–Padre, que es eso. –Saluc abrazó a su padre.
–Voy a salir.
–Ten cuidado.
Los murmullos calmaron los sonidos, pero aun así Hitrilen salió.
– ¡Aaaaaaaaaah! –Un grito asustó a Saluc, era Hitrilen.
– ¡PAPA! -Saluc salió de la tienda, vio a su alrededor pero no habia nadie, corrió hacia los arboles y alli estaba...

(continuará)

2 comentarios:

Malfuin dijo...

¿Que? ¿Que estaba? Vaya, no lo sabré hasta el martes xD

Este capitulo tambien me ha gustado ^^ Tu imaginación es notable!

Continua así, saludos!

Anónimo dijo...

pero q pasa???...samuel q vicio el tuyoo!...no ahora nos vas a tener asi hasta el martes!...no samuel!...eeee!...jeje pero siga asi...excelente escritor!...suerte!...hastael martes!...saludos y muxa suerte en su paseo!xdxdxd!...