jueves, 16 de agosto de 2007

Robo en Oirad - Capitulo 4

Hola, me compadecí...y no quiero dejarlos con la intriga!^^...bueno, en este capitulo van a descubrir muchas cosas :)...Espero que les guste...


CAPITULO 4

EN EL CAPITULO ANTERIOR QUEDAMOS EN:La luz de la cabaña de Froelder se encendió y de nuevo la pudo ver. Pero cuando Saluc se estaba emocionando por que ya iban a llegar, ante sus ojos...

...un lobo apareció. Aharâlor relinchó, se paró y corrió rápidamente a la cabaña. La cesta de frutas calló al suelo con Saluc y las armas que había traído, el lobo de repente retrocedió. Pero el miedo de Saluc lo atrajo de nuevo. La bestia mordió su pierna y algunas partes de su brazo. Saluc estaba indefenso, pero recordó las armas; agarró la espada, y cortó una pierna del lobo. El animal chilló e intentó correr, pero Saluc se levantó y clavó la espada en su espalda. La sangre del lobo se rego en el pasto. Saluc clavó la espada en la tierra y la limpió.
–Ahora, me voy a casa.
Pero cuando se dirigía a la cabaña una manada de unos 20 lobos apareció, Saluc se recostó en un árbol y gritó. Pero al hacerlo uno de los lobos habló.
–A el. –Dijo la voz ronca de una de las bestias.
20 lobos se abalanzaron sobre Saluc, ya no podía hacer nada, ni siquiera agarrar su escudo y protegerse. Los lobos mordían y arrancaban de la piel de Saluc todo pedazo fácil que encontraban.
Saluc se sintió muerto, pero cuando iba a caer una voz espantó a los lobos y Saluc cayó.

Al despertar estaba acostado en su cama en la cabaña de Froelder. Unos trapos empapados estaban mojando su cabeza y Froelder sobaba algunas heridas.
– ¿Qué te ha pasado? ¿Por que no estuviste aquí a tiempo? –Preguntaba Froelder enojado– ¿Y que hacen todas estas armas y por qué tu maleta esta llena de joyas? –Preguntaba esta vez señalando la maleta entreabierta de Saluc y las armas que estaban acomodadas en una mesa. – ¿Qué has hecho Saluc?
–No es nada malo Froelder. Te lo juro por Varda. –Decía Saluc adolorido.
–Cállate, no jures en vano a nuestro dios. ¿De donde has robado esto?
–Te juro que no lo he robado. –Saluc entró en llanto– Perdóname por no llegar. Pero créeme yo no he robado esto.
–Entonces, si no has robado esto, ¿de donde lo has sacado?
–Emm. –Decía pensativo. – Te lo contaré todo, pero no me vayas a regañar ni a contárselo a mi padre.
–Cuéntame.
– ¿Recuerdas que ayer no te traje nada?
–Si lo recuerdo.
–Pues, todo fue por una luz. Una luz en las minas de Oirad.
– ¿En las minas de Oirad?
–Si. Como lo oyes. Yo me encaminé hacia allá. Me sentí curioso por ver lo que habría. Cuando llegué vi que la luz se filtraba por las grietas de la mina. Entré, y encontré una olla con monedas de oro. –Froelder se sorprendió pero no habló– Yo tuve miedo de que algún enano me encontrara pero la mina estaba sola, cogí un poco de ese oro y volví a la cabaña. Empecé a pensar en lo mucho que podía conseguir con las monedas, pero necesitaba más monedas. Esta mañana, me levanté temprano y salí a recoger frutas para entregarte algo y que no sospecharas, cuando terminé de recoger volví a la mina y robé más de esas monedas. Cuando terminé volví a la cabaña, pero vine por Aharâlor…
–Algo que estuvo mal. No debiste coger a mi caballo.
–Si, perdón. –Dijo Saluc apenado– Entonces. –Continuó– Monté a Aharâlor y cabalgué al norte, donde esta Dehra, la ciudad de los hombres. Sabía que allí vivía Gaval, uno de los mercaderes más conocidos de la tierra.
– ¿Fuiste donde Gaval? –Dijo esta vez, en serio enojado.
–Si, ¿Porqué? ¿A el no le compraste a Aharâlor?
–Si, por que en ese tiempo Gaval no era un ladrón.
Saluc, se asustó.
–Todos lo saben –Continuó Froelder– Gaval desde hace unos años roba a enanos, elfos y humanos, y en estos últimos tiempos lo esta haciendo con centauros y duendes. Las armas que tienes en tu poder son del mercado negro y el oro que le diste no tiene valor alguno. Me parece muy extraño que Gaval no se diera cuenta.
– ¿No tienen valor esas monedas? –Preguntó Saluc confundido– ¿A que te refieres?
–El “oro” de Oirad, es solo metal. Los enanos de allí han tiznado las monedas con la pintura extraída de los árboles de Luz. Si Gaval se da cuenta de que lo estafaste te matará.
–Pero, ¿para que les sirve a los enanos las monedas tiznadas? –Saluc aun seguía confuso.
–Hace 200 años, en las profundidades de Oirad, un enano llamado Bakxêr comenzó con la tradición de tiznar metal. A los enanos de la mina les sirvió de protección, ya que la olla en la que guardaron las monedas estaba encantada con runas enanas, y estas runas y el metal formaban una unión que hacia que cualquier saqueador que intentara entrar retrocediera. La mina se protegió durante 200 años, pero la luz que viste fue señal del descoloramiento que están causando las monedas y este descoloramiento ha causado el deterioro del encanto.
–Entonces, ¿Las monedas que Gaval tiene se están decolorando? –Dijo Saluc asustado
–Como lo dices En poco, esas monedas se convertirán en solo círculos de hierro.
Saluc estaba espantado. Gaval se daría cuenta de su estafa y seguramente informaría a los ejércitos enanos del robo de Saluc.
–Saluc, ¿Le has dicho a Gaval de donde eres?
–Hum. Creo que no. –Dijo pensativo.
–Dime. –Gritó Froelder– ¿Le dijiste que eras de Lhakgud?
<> Recordó lo que había dicho en la puerta de Gaval.
–Si, le dije que era hijo de Hitrilen y que era de Lhakgud. –Saluc inclinó su cabeza intentando lloriquear.
Froelder levantó su mano y con un movimiento rápido golpeó la cara de Saluc.
–Ve a tu habitación. Le notificaré esto a tu padre. No quiero tener problemas en mi hogar.
El muchacho adolorido subió a su cuarto, con la cabeza inclinada y botando lagrimas.
Abajo, Froelder escribía una carta para Hitrilen.

Buen amigo Hitrilen.
Saludos desde la cabaña.
Te escribo para hablarte de tu hijo, Saluc. En estos pocos días de convivir con migo ha causado problemas. Yo no quiero ser parte de esos problemas y ahora ha hecho algo realmente malvado.
Mandaré a Saluc mañana temprano, espero que esta carta llegue antes que el.
Te daré algunas instrucciones, las cuales sino sigues serás parte del error que cometió Saluc.
Cuando el muchacho llegue, escaparas con el lejos de Lhakgud, ha cualquier lugar menos a Dehra. Espero que Saluc te lo cuente todo cuando llegue.
Cuando escapen del bosque deberán cuidarse de cualquier ejército que los detenga.
Yo los bendeciré y no tendrán muchos trabajos.

Mucha suerte Hitrilen
Saludos te manda, Tu viejo y sabio amigo Froelder.


Froelder envió la carta con una de sus palomas mensajeras, encantada para no perderse.
–Suerte Hitrilen, mucha suerte. –Murmuraba Froelder.

Pasó la noche, y de nuevo amaneció.
–Saluc. –Gritó Froelder– Despierta ya.
–No quiero trabajar tan temprano. –Decía la voz adormecida de Saluc del otro lado de la puerta.
–No vas a trabajar. Te iras de mi cabaña, tu padre ya lo sabe.
La puerta del cuarto de Saluc se abrió.
– ¿Qué dices?
–Como lo oyes, te vas de mi cabaña en este momento.
–Froelder, no me puedes hacer esto. Perdóname por todo.
–No puedo perdonarte. Ya le di unas instrucciones a tu padre, ustedes dos escaparan de Lhakgud y no podrán volver hasta que Gaval este muerto y la orden que pueda sacar para juzgarte sea anulada. Yo les comunicaré cuando eso suceda.
–Pero Froelder… –Decía Saluc sollozo.
–Vete. Vete ya. Tus cosas no las necesitaras a donde vallan.
– ¿Y mis armas?
–No me hables de eso, o tu cara se estropeará de golpes. Esas armas las esconderé lejos de mi cabaña y si las llevas contigo será peor.

3 comentarios:

Malfuin dijo...

Te ha quedado muy trabajada esta parte ^^ Bueno, parece que no recordaste que te dije que Varda en todo caso sería diosa :S (aunque tampoco es exactamente eso).

Pero por lo demás me ha gustado mucho ^^ Hasta la proxima

Anónimo dijo...

buff cada ves quedo mas :|!!!...samuel te felicitoo y de verdad pues ojala y puedas vivir con esto: pero me siento que tu restoo de orgullosa!...de corazon samuel te felicito excelente forma de escribir y de expresar tus pensamientos!...jeje todo un mini-profecional!...jaja con mucho cariño te lo digo y suerte siga asi!...chao!

Nimloth dijo...

Cada vez se va poniendo más interesante la historia!!! Vamos a ver que le pasa a Saluc...xD