domingo, 2 de marzo de 2008

LAS RELIQUIAS NADTHAR - Encuentro Inesperado (Cap. III)

Despues de muuuuuuucho tiempo, he vuelto. =), siguiendo la historia que empecé hace algún tiempo. Aquí nuestros amigos Hälen y Sivletheir, encontrarán a una nueva compañia, que tal vez no es tan buena como parece.
La imagen está basada en Gollum, ya verán porque la puse ;).



Encuentro Inesperado - Cap. III.

Y el tiempo cada vez pasaba, y el sol cada vez bajaba. El trecho hasta las reliquias era muy largo todavía, en uno o dos días llegarían.
La noche calló. Hälen buscó un buen lugar para acampar y así lo hicieron, ella en un árbol, y Siveltheir en tierra fértil y cómoda.
El elfo alzó su tienda, y en 2 o 3 minutos calló dormido. Hälen por su parte, organizó un poco el agujero en el árbol, y varios minutos después ella también calló.
Mientras dormía, Siveltheir soñó con Ganford. Vio que el y sus jinetes negros los seguían. Ganford llevaba consigo una espada en su mano izquierda y un hacha en la derecha. Estaba protegido con escudos hasta la nuca, al igual que sus jinetes. En su sueño, Hälen había sido herida con una flecha de uno de los jinetes, el cual se hacia llamar Aïtrin. Siveltheir había escapado, y Hälen, adolorida, lo seguía.
–Siveltheir, ¿estas bien? –Preguntó Hälen, quien había visto durante la madrugada, que la carpa del elfo se movía.
–Si. –Respondió el elfo adormecido.
Ya había amanecido, pero el sol aún no había salido totalmente. Era hora de continuar.
Los dos caminaron, como lo habían echo durante dos días.
En seguida, golpeteos de cascos se escucharon.
–Son ellos. –Gritó Siveltheir asustado.
– ¿Quiénes? ¿De quien hablas?
El elfo agarró al hada (en su forma de hada) y corrió. Los cascos se escuchaban cada vez más cerca, y ahora gritos de hombres, al parecer adultos, también se escuchaban.
– ¿Qué diablos pasa Siveltheir? –Pregunto Hälen enojada.
–Ganford, nos ha encontrado. –Dijo el elfo jadeante.
Pronto, Siveltheir vio una pequeña grieta, donde suponía que cabria. Debajo de la tierra, los sonidos eran aun más fuertes, y cada vez estaban más y más cerca.
–Pero Siveltheir, como nos han encontrado…
–Chist –Instó el elfo.
Los sonidos de los cascos y los gritos habían parado. Ahora, Siveltheir y Hälen, veían unas sombras.
–No están señor. –Dijo una de las sombras.
–Repugnante caballo. Nos ha mentido. –Dijo quien parecía ser el jefe; Ganford. Hälen y el elfo se miraron asombrados, y Hälen susurró:
–Altrof, nos ha delatado.
–Y ahora, ¿que hacemos señor? –Preguntó otro, a quien relacionaron con uno de los jinetes negros.
–No deben estar lejos –Dijo Ganford– y si han venido por aquí, es por que la reliquia está cerca.
Siveltheir se adentró en la grieta, pareciera que hubiera más camino.
– ¿Qué haces? –Preguntó Hälen siguiéndolo– Podemos encontrar Trasgos más allá.
–No podemos dejar que Ganford nos encuentre, el no descansará hasta vernos muertos. –Dijo el elfo.
Hälen se posó en su hombro, y su luz alumbró mucho más de lo normal; esa luz les serviría de guía.
La grieta era bastante profunda, y no sabían que les esperaba más allá. Era posible toparse con criaturas extrañas o con trasgos de las montañas, pero cualquier camino era seguro, con tal de no toparse con el malvado Ganford y sus jinetes negros.
Los dos, el elfo y el Hada, caminaban a paso lento, tenían miedo de encontrarse con algo que los pudiera herir. De pronto, una extraña criatura topó con ellos. La luz de Hälen dejaba ver solo un poco la rara figura que ante ellos se encontraba.
-¿Quiénes son y que buscáis? –Preguntó la voz de la extraña figura. Era una voz delgada, como la de un niño, pero macabra, como la de un Ushnat.
-So…soy Siveltheir. –Dijo el elfo- Pero, ¿Quién eres tú?
-Soy Urbhum. –Respondió la criatura con su horrible voz- Y aunque quisieras no te diría quien soy en realidad. Ustedes… ¿Qué hacen vagando por estos lugares?, los trasgos siempre andan por aquí, pero aunque no lo crean, yo los burlo.
Hälen estaba desconfiando. La criatura había estado revisándolos de pies a cabeza.
-Siveltheir, será mejor que continuemos. –dijo el hada, pero entonces la criatura la interrumpió.
-Espera, yo los podría llevar. Conozco muy bien toda la zona, solo díganme a donde van, yo los guiaré.
-Vamos a… –respondió Siveltheir, pero Hälen campaneó.
-No, gracias. –Dijo– Yo he vivido durante mucho tiempo, y conozco tanto esto, como para saber hacia donde vamos.
– ¿Qué haces? –le susurró Siveltheir al oído del hada.
–No quiero que nos vuelvan a delatar. –le respondió Hälen– Mira Altrof…le dijo a nuestros enemigos donde estábamos.
–Tal vez no fue culpa suya… ellos son intimidantes, pudieron amenazarlo.
–No me importa, así podrán hacer con esta criatura.
–Entonces… -Dijo Urbhum– ¿Aceptan o no mi guía?
-Por favor, Hälen…yo se que tu no conoces estos lugares, casi nadie en Alazdam lo conoce. –le susurró Siveltheir.
–Esta bien. –le respondió el hada, también susurrando– No conozco esto, pero por favor, hazle prometer que no nos delatará.
Entonces, Siveltheir se adelantó, y dijo:
–Aceptamos tu guía Urbhum. –La criatura hizo una sonrisa maléfica, pero ninguno lo notó.
–Aceptamos, pero sácanos de aquí! –Gritó Hälen.
–Bien, entonces comencemos el camino.
Urbhum fue al frente, Hälen comenzó a volar y Siveltheir iba tras Urbhum. La compañía caminó durante un buen rato. Los ojos de Siveltheir estaban casi enceguecidos; había pasado mucho tiempo en la oscuridad.
En la caminata, de cuando en cuando, Urbhum y Siveltheir se tropezaban con una que otra piedra. A veces escuchaban el sonido de las ratas al pasar corriendo por su lado.
Entonces, de repente, Urbhum frenó. Parecía haber visto algo.
-Miren. –dijo señalando una filtración de luz- Esa es la salida…
-Al fin! –gritó Siveltheir.
-Pero espera. –lo interrumpió la criatura- Si quieres llegar hasta allá, será muy difícil. Tenemos que descender el acantilado que está ante nosotros.

Ninguno, menos Urbhum, se había dado cuenta de esto. Un acantilado de no más de 3 metros descendía.
-Pues entonces, que esperamos? –Dijo Hälen.- Yo les daré luz, mientras ustedes bajan.
-Esperen estúpidas bestias. –Dijo Urbhum- Abajo, hay un agujero del que, según las leyendas, salen trasgos. Tenemos que ir con cuidado.

Descendieron el muro de rocas con cuidado, mientras Hälen les daba luz. Y al fin llegaron al final. Urbhum pudo ver el agujero, y por suerte no se veía nada.
-Bien. Hasta aquí los llevo. –les dijo la criatura al fin.– Les deseo suerte, y que terminen su viaje completos.
Ninguno comprendió lo que quiso decir y se fueron.
La filtración de luz estaba a unos 20 pasos, la fin saldrían de esa pocilga.
–¿Escuchas? –Preguntó Siveltheir al hada.
–De nuevo son ellos. –Dijo Hälen.
El sonido de las pisadas de caballos se oyeron resonantes donde estaban.
Al asomarse por la filtración, de nuevo vieron las patas negras y las armaduras de los jinetes de Ganford. En silencio, la pareja intentó salir de la grieta. Y entonces, los jinetes se fueron.
–Se están rondando el bosque. –Dijo Hälen. –Hay que terminar cuanto antes chico.
Al salir, a Siveltheir le ardieron los ojos, y Hälen tomó su forma humana. Comenzaron a caminar. Ya pronto llegarían hasta la primera reliquia.
Animando el camino, Hälen comenzó a cantar:
Al llegar al fin,
Me siento muy feliz.
Después de recorrer un gran camino,
Llego sin disipar mi provisión.
Y el enemigo me sigue,
Pero el fin del camino llegó.


–La canto cada vez que termina un largo viaje. –Dijo Hälen al terminar.
–Es muy linda. –le dijo Siveltheir.
Unos minutos más tarde, se encontraron con un lago. Alrededor los árboles parecían bailar con el viento.
–Es el lago Dâl-Gur. –Dijo el hada- Y es el final de nuestro camino.
–¡Donde está la reliquia, dímelo Hälen!
–Acompáñame… -pero al decirlo, una bestia pequeña y de aspecto asqueroso se apareció en frente.
-Nos volvemos a encontrar…

1 comentario:

Nimloth dijo...

Hum...he leido los otros tres capítulos y me parece que cada vez se pone más interesante ^^
A ver que pasa con esa criatura que se parece a Gollum y los pobres Hälen y Silvetheir...

Sigue así!

Nim